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Sistema nervioso del perro: estructuras y vías de conducción

Sistema nervioso del perro
Sistema nervioso del perro

El sistema nervioso del perro es sin duda el componente más complejo de la especie en cuanto a partes y funciones. Está compuesto por estructuras mayores principales o centrales, las cuales reciben y procesan la información que se conduce por distintas vías o tractos nerviosos periféricos.

Junto con otros órganos y sistemas, el sistema nervioso del perro representa un elemento esencial para la comunicación y adaptación de la especie al medio en el que vive.

Desarrollo embrionario y relaciones anatómicas

A grandes rasgos, el sistema nervioso del perro se compone de un encéfalo (anterior y posterior), la médula espinal, y el conjunto de nervios periféricos que emergen de ambos componentes.

Previo a su descripción principal, es interesante conocer primero las bases embrionarias de su desarrollo, así como su relación con las estructuras anatómicas que lo contienen y protegen dentro del organismo.

Con muchos componentes y/o funciones aún no dilucidados, este sistema posee un desarrollo muy temprano con respecto a los restantes aparatos. Durante la fase en la que el embrión se encuentra aún en forma de disco (disco embrionario) puede observarse la emergencia de un engrosamiento alargado reconocido como placa neural.

Ese engrosamiento continuará elevándose y creciendo adoptando una forma tubular, tubo neural, a partir de la cual se originarán las diferentes estructuras centrales y periféricas del sistema nervioso del perro.

Elementos de contención: cráneo y meninges

Los componentes centrales del sistema nervioso del perro y otros vertebrados se encuentran alojados y contenidos dentro de la cavidad craneana y de su continuación con la columna vertebral (anillos óseos de las vértebras).

Cada estructura se encuentra rodeada de unas membranas dispuestas en capas continuas llamadas meninges.

La más externa, de nombre duramadre, se encuentra fusionada en parte con la superficie interna de los huesos del cráneo. A nivel de la columna, esta membrana se separa del contacto óseo mediante un espacio compuesto por grasa líquida y vasos sanguíneos llamado espacio epidural.

La siguiente membrana es intermedia y se denomina aracnoides. El espacio entre esta y la duramadre se denomina espacio subdural, el cual alberga capilares y algo de líquido.

Desde la membrana aracnoides parten unas trabéculas (“telas de araña”) hacia la membrana más interna de nombre piamadre. La piamadre se encuentra íntimamente unida a las estructuras centrales del sistema nervioso, siguiendo las modificaciones de su contorno.

Entre la piamadre y la aracnoides se encuentra el espacio subaracnoideo, que contiene el líquido cerebroespinal o cefaloraquídeo. Este líquido de gran importancia diagnóstica, recorre las estructuras centrales por fuera y por dentro formando una envoltura hidráulica que amortigua y protege los tejidos blandos.

Clasificación topográfica del
sistema nervioso del perro

Como hemos anticipado, las diferentes estructuras dentro del sistema nervioso del perro y otros mamíferos pueden clasificarse en sus componentes centrales y periféricos.

Estructuras centrales (sistema nervioso central)

En el sistema nervioso del perro y dentro de los componentes centrales, nos encontramos entonces con: el encéfalo anterior (hemisferios cerebrales y otras estructuras relevantes); el encéfalo posterior (que incluye el cerebelo y parte de la médula), finalmente la médula espinal propiamente dicha.

Encéfalo, tronco y cerebelo

El encéfalo del perro pesa entre 70 a 150 g, relacionándose con respecto al resto del cuerpo de forma variable entre las distintas razas (1:100 a 400).

En su porción anterior (cerebro propiamente dicho) se destacan los hemisferios derecho e izquierdo, en los cuales puede apreciarse una corteza gris externa de aspecto lobulado (surcos y circunvoluciones) y un interior blanco (sustancia blanca). Esta porción contiene diferentes áreas superficiales y profundas con funciones específicas (núcleos basales, hipotálamo, hipófisis), por las cuales pasan las diferentes vías de conducción.

La porción central posterior contiene las denominadas medula oblonga y puente (conformando el tronco encefálico), y el cerebelo.

El cerebelo es una masa globulosa con múltiples fisuras, que se ubica por encima de las restantes estructuras del encéfalo posterior. Dentro del sistema nervioso del perro, el cerebelo cumple importantes funciones en el equilibrio y la coordinación de los movimientos.

El tronco encefálico posee importantes funciones y comunica el cerebro anterior con la médula espinal.

Médula espinal

En el sistema nervioso del perro, la médula espinal es una estructura cilíndrica y alargada, que se aplana sobre su borde superior e inferior.

En un corte transversal, puede observarse un centro gris en forma de mariposa y un exterior blanco. Esta disposición permite discriminar por un lado las columnas (o astas) dorsales y ventrales de la sustancia gris, y por otro lado los cordones dorsal, lateral y ventral de la sustancia blanca.

La médula es también sitio de llegada y partida para los diferentes circuitos nerviosos periféricos.

Nervios periféricos (sistema nervioso periférico)

Los nervios periféricos constituyen las vías de conducción a través de las cuales las estructuras centrales se comunican con los diferentes órganos y tejidos.

El sistema nervioso periférico incluye los doce pares craneanos, y los nervios espinales cuya cantidad varía según la especie y número de vértebras.

Dispuestos también de a pares y a cada lado de la columna, en el perro encontramos: ocho pares cervicales, trece torácicos, siete lumbares y cinco caudales.

Descripción funcional del sistema nervioso del perro

Para un estudio completo del sistema nervioso del perro es necesario el abordaje extenso de sus componentes o regiones y acciones específicas. Sin embargo, una descripción y clasificación que tenga en cuenta su funcionamiento básico nos permitirá cerrar este capítulo con una mejor aproximación del tema.

La neurona

La unidad funcional básica del sistema nervioso central y periférico es la neurona.

La neurona es una célula excitable capaz de transmitir un impulso o señal eléctrica por sus diferentes regiones (soma o cuerpo, dendritas y axones) y hacia otras neuronas.

Entre cada célula existe una comunicación o sinapsis neuronal mediada por transmisores químicos. Esta unión permite que se transmita la información en las neuronas entre sí y con los distintos órganos o tejidos efectores, respondiendo a un mecanismo básico conocido como estímulo – respuesta.

Bases de la conducción nerviosa

Como hemos mencionado, las estructuras centrales del sistema nervioso del perro se comunican con las restantes áreas corporales a través de los nervios periféricos.

Esta comunicación ocurre en dos direcciones: un receptor periférico recibe un estímulo, que viaja por vías ascendentes o aferentes sensitivas hacia el sistema nervioso central.

De acuerdo a la complejidad de la respuesta esta información se integra o procesa en encéfalo y sus diferentes partes, o a nivel medular.

Esta información con las “instrucciones” correspondientes, desciende luego por las vías eferentes motoras hacia los órganos o tejidos encargados de dar la respuesta.

Clasificación funcional: vías somáticas y viscerales

De acuerdo al recorrido (ascendente y descendente) y estructuras que comunican (o tipo de información que llevan), las vías de conducción nerviosa pueden clasificarse en somáticas y viscerales, tanto aferentes como eferentes.

Las vías somáticas son aquellas que permiten la comunicación de la especie con el medio que lo rodea (locomoción, algunos sentidos) y sus partes conducen e integran información de tipo principalmente consciente.

El sistema visceral o autónomo, en cambio, permite la interacción y funcionamiento de componentes internos (ambiente interno) integrando vías y funciones mayormente inconscientes (frecuencia cardíaca, digestión, etc.).

De acuerdo entonces al sentido de conducción y órganos específicos, encontramos:

Vías aferentes somáticas generales: con receptores en la piel y miembros, llevan información sobre tacto, temperatura, dolor, así como posición y movimientos de músculos y articulaciones (propiocepción).

Vías aferentes somáticas especiales: llevan información sobre la visión y las funciones de audición y equilibrio del oído.

Vías aferentes viscerales generales: llevan información de las estructuras internas de cabeza y tronco.

Vías aferentes viscerales especiales: nacen de los órganos relacionados con el gusto y el olfato.

En cuando a la conducción eferente o motora, existen:

Vías eferentes somáticas generales: inervan músculos de ojo, lengua, miembros y tronco (músculos estriados).

Vías eferentes viscerales generales: llevan información hacia el corazón, glándulas, y la musculatura lisa de los vasos sanguíneos y diferentes órganos internos.

El sistema nervioso eferente visceral o autónomo trabaja a su vez mediante su división ‘simpática’ y ‘parasimpática’, equilibrando las funciones internas en respuesta a las necesidades del organismo.

Al igual que los restantes componentes, el sistema nervioso autónomo o visceral es todavía de mayor complejidad, y su comprensión requiere una lectura más amplia y descriptiva de sus partes y funciones.

El profundo conocimiento de la ubicación, recorrido y estructuras vinculadas del sistema nervioso del perro, son la base del examen neurológico en la clínica veterinaria.


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